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Soluciones en Encofrado de Madera para Columnas Estructurales

Encofrado de Madera para Columnas. En toda estructura edificada, las columnas desempeñan un papel esencial al ser los elementos encargados de soportar y transferir las cargas desde los niveles superiores hacia las cimentaciones. Esta función se vuelve aún más crucial en construcciones como la albañilería confinada, común en viviendas peruanas, donde las columnas no solo sostienen, sino que también refuerzan los muros de ladrillo frente a movimientos sísmicos. Para lograr que estas columnas cumplan adecuadamente su propósito estructural, es imprescindible ejecutar cada etapa de su construcción con precisión, y una de las más críticas es el encofrado.

El encofrado de madera para columnas permite moldear y contener el concreto fresco durante su vaciado, asegurando que adquiera la forma, dimensiones y alineamiento definidos en los planos. Su correcta habilitación y montaje no solo previenen deformaciones, colapsos o pérdidas de material, sino que también inciden directamente en la seguridad, estética y durabilidad de la obra. Este proceso requiere una selección cuidadosa de materiales, una ejecución precisa y el cumplimiento de criterios clave como la seguridad estructural, la precisión dimensional y la optimización de recursos.

Así, el encofrado de madera para columnas no es un mero complemento constructivo, sino una etapa técnica fundamental que garantiza la calidad y resistencia de las columnas, pilares indispensables para la estabilidad de toda edificación.

Indice

    ¿Cuál es la función de las columnas en una edificación?

    Las columnas son elementos estructurales verticales cuya función principal es soportar cargas y transferirlas desde los niveles superiores de la edificación hacia las cimentaciones. Dependiendo del sistema constructivo utilizado, su rol puede variar ligeramente, pero su importancia permanece constante. En el caso de edificaciones construidas mediante albañilería confinada, como es común en viviendas de uno o dos niveles en zonas urbanas y rurales del Perú, las columnas cumplen la función adicional de confinar y amarrar los muros de ladrillo, aumentando significativamente la resistencia del sistema ante cargas horizontales como las provocadas por sismos.

    En este tipo de construcciones, los muros de ladrillo por sí solos no tienen la capacidad suficiente para resistir las solicitaciones sísmicas. Las columnas actúan como refuerzos verticales que, junto con las vigas, forman un marco rígido que confina al muro. Este confinamiento impide que el ladrillo se disgregue o colapse en caso de un movimiento telúrico, brindando así mayor seguridad estructural a la vivienda.

    Por lo tanto, la correcta ejecución de las columnas —desde la colocación del acero, el encofrado, el vaciado y el curado— es determinante no solo para cumplir con las especificaciones del diseño estructural, sino también para garantizar la integridad y durabilidad de toda la construcción.

    ¿Qué es el encofrado de columnas y por qué es esencial?

    El encofrado de columnas consiste en la creación de un molde temporal que da forma, dimensiones y alineamiento al concreto fresco que se vaciará para conformar la columna. En el caso de columnas de concreto armado, este molde suele construirse con madera —por su fácil manipulación y disponibilidad— y se retira una vez que el concreto ha fraguado y adquirido resistencia suficiente. La función principal del encofrado es contener el concreto fresco, asegurando que no se deforme ni se desborde, y que adquiera la geometría exacta definida en los planos estructurales.

    Un encofrado mal construido puede tener consecuencias graves, como el colapso durante el vaciado, pérdidas de material, deformaciones en la estructura e incluso accidentes laborales. Es importante entender que el concreto fresco ejerce una presión hidrostática significativa sobre las paredes del encofrado, especialmente en la base, por lo que el diseño de esta estructura temporal debe contemplar tanto la resistencia estructural como la facilidad de armado, desmontaje y reutilización de los materiales.

    Además, el encofrado influye directamente en el acabado final del concreto. Un molde mal sellado puede provocar fugas, rebordes o superficies mal terminadas. Por ello, el encofrado no solo es un componente auxiliar de la construcción, sino una fase crítica que determina la calidad y precisión del elemento estructural resultante.

    Requisitos fundamentales en el diseño del encofrado

    La construcción de encofrados para columnas debe regirse por tres requisitos esenciales: seguridad, precisión en las medidas y economía de recursos. Estos tres criterios están estrechamente relacionados entre sí y deben cumplirse simultáneamente para lograr un resultado eficiente, seguro y duradero.

    El primer requisito es la seguridad, que implica asegurar que el encofrado no falle durante el vaciado del concreto. Esto se logra seleccionando madera en buen estado, utilizando secciones adecuadas para resistir las cargas, y aplicando métodos constructivos correctos. Muchas fallas estructurales temporales en obra se deben a subestimar la presión del concreto fresco o a no reforzar correctamente los puntos críticos del encofrado. El desplome o colapso de un encofrado puede causar accidentes graves y daños materiales considerables.

    El segundo criterio, precisión, se refiere a que las dimensiones y alineaciones del encofrado deben ajustarse exactamente a los planos del proyecto. Si las columnas resultan fuera de escuadra, desalineadas o con secciones inadecuadas, esto afectará no solo la estética del edificio, sino también su comportamiento estructural.

    Por último, la economía está relacionada con el uso racional de los materiales. Escoger maderas reutilizables, cuidar su almacenamiento y limpieza, y evitar desperdicios innecesarios reduce los costos de ejecución sin comprometer la calidad.

    Habilitación y preparación del encofrado

    La habilitación del encofrado es el primer paso práctico antes del armado y consiste en preparar todos los materiales necesarios, verificar su estado y realizar los cortes y uniones que permitirán formar las caras del molde. Esta fase es fundamental porque define si el encofrado será resistente, estético y funcional. Entre los materiales más comunes para esta tarea se encuentran las tablas de madera (de 1″ o 1½» de espesor y 8″ de ancho), barrotes para refuerzos y puntales para asegurar la verticalidad.

    Se debe inspeccionar cada pieza de madera y rechazar aquellas que presenten curvaturas, rajaduras, humedad excesiva o presencia de hongos, ya que podrían comprometer la resistencia del conjunto. Las tablas seleccionadas deben limpiarse de residuos como clavos viejos, concreto adherido o grasa. Luego, se procede a cortar y ensamblar las caras del encofrado, cuidando que las uniones estén firmes y bien alineadas.

    Encofrado de Madera para Columnas
    Fuente. Aceros A

    Antes de usar el encofrado, se aplica desencofrante (como petróleo usado) en las superficies que estarán en contacto con el concreto. Esto facilita el desencofrado y evita que la madera se adhiera al concreto endurecido. Esta práctica también prolonga la vida útil de la madera.

    Una habilitación adecuada permite ahorrar tiempo durante el armado y garantiza que el resultado final cumpla con los estándares de calidad estructural y estética del proyecto.

    Instalaciones empotradas y recubrimientos en columnas

    En muchos proyectos estructurales y arquitectónicos, es común que las columnas incluyan instalaciones eléctricas empotradas, como cajas de pase para interruptores o ductos para el cableado. Estas instalaciones deben ser cuidadosamente integradas durante el armado del encofrado para garantizar su correcta ubicación y estabilidad.

    Según los planos del proyecto, los puntos eléctricos que deben incorporarse en las columnas deben fijarse firmemente al acero de refuerzo o al mismo encofrado antes del vaciado. Si se dejan sueltos o mal colocados, es probable que se muevan durante el vertido del concreto, quedando mal posicionados o incluso completamente cubiertos, lo que implicaría demoliciones posteriores para recuperarlos. Para fijarlos, se usan alambres de amarre, soportes metálicos o pequeños clavos desde el interior del encofrado.

    Encofrado de Madera para Columnas

    Otro aspecto importante en esta etapa es asegurar el recubrimiento del acero de refuerzo. Las varillas deben tener un recubrimiento mínimo de 2 cm en columnas, lo cual se logra colocando pequeños dados de concreto o separadores plásticos en cada cara de la armadura. Este recubrimiento es vital para proteger el acero de la corrosión provocada por el contacto con la humedad, especialmente en ambientes costeros o de alta salinidad.

    Cuando las columnas están diseñadas para sostener estructuras metálicas como portones o rejas, se debe evitar soldar directamente sobre las varillas del armado. En su lugar, se recomienda colocar anclajes metálicos (platinas con varillas) fijados con alambres al refuerzo estructural. Una vez fraguado el concreto, los elementos metálicos se pueden soldar sobre estas platinas, evitando dañar el acero estructural.

    Armado del encofrado de columna: técnicas y recomendaciones

    El armado del encofrado es la etapa donde se integran todas las piezas previamente habilitadas para formar el molde de la columna. Este paso debe realizarse con extrema precisión, ya que de él depende la geometría final del elemento estructural. Antes de colocar cualquier tabla, se deben replantear los ejes y dimensiones de la columna en el lugar correspondiente, asegurándose que coincidan con los planos estructurales.

    El armado comienza uniendo las caras del encofrado mediante barrotes o listones horizontales que se colocan cada 50 cm como máximo. Estos listones, también llamados costillas, ayudan a resistir la presión del concreto durante el vaciado. En la parte inferior del encofrado, donde la presión del concreto es mayor, los listones deben colocarse con mayor frecuencia, incluso cada 30 cm, para evitar deformaciones o aperturas.

    Encofrado de Madera para Columnas

    Se emplean templadores de alambre negro N°8 para amarrar los bordes del encofrado y evitar que se abran durante el vaciado. Las uniones entre tablas deben sellarse utilizando tiras de bolsas de cemento humedecidas, evitando así la fuga de pasta cementicia, que podría afectar la resistencia y el acabado del concreto.

    Además, es indispensable colocar una plomada fija desde el inicio del armado hasta después del vaciado, para verificar constantemente la verticalidad de la columna. En el caso de columnas esquineras, se recomienda el uso de escuadras metálicas para verificar que las caras del encofrado formen un ángulo recto.

    Un armado preciso garantiza no solo la estabilidad estructural, sino también la estética y durabilidad del elemento.

    Colocación de puntales y verificación del aplome

    La instalación de puntales o elementos de apoyo es el paso final antes del vaciado del concreto y cumple una función crítica: garantizar que el encofrado se mantenga rígido y perfectamente vertical durante todo el proceso. Los puntales también ayudan a resistir los empujes laterales generados por el peso del concreto fresco.

    Los puntales se fabrican generalmente con barrotes de madera de sección 2”x4”, 3”x3” o 3”x4”, según la altura y peso del encofrado. Se colocan inclinados, amarrados firmemente al encofrado y fijados en el suelo mediante clavos, soportes metálicos o bloques de concreto. Es fundamental que estos elementos no se deslicen ni pierdan contacto durante el vaciado, por lo que el suelo debe estar limpio, seco y firme.

    Para confirmar que la columna se mantenga vertical, se utiliza una plomada metálica desde el tope del encofrado hasta el nivel del piso, o también puede usarse un nivel láser en obras más tecnificadas. Esta verificación se realiza antes, durante y después del vaciado.

    Encofrado de Madera para Columnas
    Fuente. ACEROS A

    En columnas ubicadas en esquinas o intersecciones de muros, también se revisa que las caras sean perpendiculares, usando una escuadra de carpintero.

    Una vez culminado el encofrado, es importante limpiar el área de trabajo, retirando clavos expuestos, fragmentos de madera o herramientas. Estos elementos pueden causar accidentes graves si no se manejan adecuadamente.

    Finalmente, se recomienda hacer una última inspección general: verificar sellos, amarras, alineación y firmeza. Un encofrado mal apuntalado o desalineado afectará la calidad del elemento y puede causar desperdicio de material y tiempo.

    Consideraciones adicionales para el correcto uso del encofrado

    Una buena práctica constructiva no termina con el vaciado del concreto. El manejo post-uso del encofrado de madera también es fundamental para garantizar su reutilización, durabilidad y economía en la obra. Por ello, es recomendable almacenar la madera en lugares secos, ventilados y protegidos del sol directo y la humedad, ya que las condiciones climáticas adversas deforman o deterioran el material rápidamente.

    Luego de su uso, las piezas deben limpiarse retirando todo residuo de concreto adherido. Si no se realiza esta limpieza, el material se adhiere y puede causar deformaciones o dejar imperfecciones en futuros vaciados. En lo posible, se debe volver a aplicar una capa de petróleo u otro desencofrante antes de guardarlos, especialmente si serán reutilizados pronto.

    En situaciones donde la columna colinda con una vivienda vecina, se debe prever una junta sísmica. Esta se logra colocando una plancha de tecnopor o poliestireno expandido entre ambas estructuras, lo cual permite que ambas edificaciones se muevan de forma independiente en caso de sismo, evitando el choque y daño mutuo.

    Por otro lado, nunca deben improvisarse refuerzos como soldaduras sobre las varillas estructurales. Todo debe planificarse desde el diseño, incluyendo anclajes adecuados y métodos de sujeción seguros. Finalmente, la revisión constante del estado del encofrado durante el fraguado también permite prevenir filtraciones, asentamientos o deformaciones.

    El encofrado, aunque temporal, es un componente crítico de la construcción. Su correcta planificación, ejecución y manejo posterior tiene impacto directo en la seguridad, calidad y economía de la obra.

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